Mi rendición de honor a los héroes!
Fuente: La Nacion Buenos Aires. Argentina.
Varios relatos británicos mencionan a un heroico soldado argentino
del que casi nada se sabe, que fue ultimado poco antes de la caída de
Puerto Argentino, tras negarse a rendirse, cuando su sección ya lo había
hecho. En 1983, fue hallado un cuerpo en la zona de ese combate y se lo
enterró como NN en Darwin. Con los años, varios estudios empezaron a
relacionar una cosa con otra dando origen a "la leyenda del soldado
Pedro", un héroe anónimo al que todavía sus ex compañeros de batalla
siguen tratando de identificar
Por Sergio Núñez y Ernesto Castillo
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Foto DyN / ARTE DE TAPA: SILVINA NICASTRO
La noche del 13 de junio de 1982, cubierto por la
nevisca reinante, el Segundo Batallón de Guardias Escoceses asaltó las
posiciones argentinas en Tumbledown, un monte de 228 metros de altura
que dominaba la última línea defensiva de las tropas nacionales
alrededor de Puerto Argentino, capital de las islas Malvinas. Tras ocho
horas de combate -reconocido por ambos bandos como el más duro de la
campaña- y un último y desesperado contraataque, los argentinos se
vieron forzados a retirarse. Detrás dejaban la última chance de detener
el asalto enemigo hasta la llegada del invierno y evitar así la derrota
total, que llegaría pocas horas más tarde. Pero su resistencia y entrega
dejaban algo más entre los británicos: una leyenda.
Ya en la madrugada del 14 de junio, cuando las
posiciones argentinas iban cayendo, un soldado criollo habría decidido
seguir peleando, quizá para permitir la retirada de sus compañeros o tal
vez por no aceptar la inminente derrota.
Algunos relatos británicos dicen que resistió una hora,
otros sostienen que aguantó aunque todos coinciden en que este muchacho
cambió de posición constantemente e hizo fuego contra los Guardias,
negándose a rendirse; incluso cuando un oficial argentino capturado le
ordenó hacerlo. Hasta que fue abatido por una combinación de cohetes
antitanque y un último y fatal disparo en la frente. Cayó en la ladera
este del monte, denominada La Terraza, en un despeñadero tan inaccesible
que su cuerpo recién pudo ser recuperado en enero de 1983.
Los Royal Pioneers y los enterradores civiles que
rescataron el cadáver desconocían el nombre de este joven, como el de la
mayoría de los 649 argentinos que murieron en las islas. Sólo sabían
que había sido un héroe, que de haber sido uno de ellos, hubiera
recibido los más altos honores. Su recuerdo perduró, y con el tiempo lo
apodaron Pedro. ¿Por qué Pedro? Probablemente, porque para los
británicos es un nombre apropiado para un latino desconocido, como John
podría serlo para un británico desconocido. Sea como fuere, recién
varios años después se empezó a profundizar en el tema.
"Pedro podría haber esquivado la batalla, pero en
cambio peleó solo y a muerte, y es triste que su nombre no sea conocido y
honrado como merece", afirma el historiador británico-estadounidense
Hugh Bicheno en su libro Razon´s edge, que aunque con algunas críticas,
es considerado el más serio de los que alude al personaje.
Cuando se dio con el cuerpo, todos los argentinos
caídos en Malvinas ya estaban enterrados en Darwin, en tumbas anónimas. A
Pedro le correspondió la B-1-15, y con eso pasó a ser un "soldado
desconocido" más.
¿Cómo develar entonces quién fue este heroico
conscripto? Hay una primera respuesta bastante imprecisa, aunque cierta:
Pedro fue uno de los cerca de 30 argentinos que murieron en Tumbledown.
Tras un manto de misterioEl
notable desempeño de Pedro no fue la excepción en Tumbledown. La noche
del 13 al 14, el grueso de los argentinos que permanecía allí pertenecía
al Batallón de Infantería de Marina Nº 5, Compañía Nácar, con base en
Tierra del Fuego en tiempo de paz. Los hombres del BIM-5 estaban
acostumbrados al frío y al viento, y su duro entrenamiento de dos años
los había preparado mejor que a la mayoría del Ejército. Estaban bien
equipados y contaban con amplio entrenamiento en cartografía y combate
nocturno, algo fundamental en Malvinas, donde la mayoría de los ataques
británicos se dio por la noche.
Los tropas enemigas consideraban al BIM-5 de lo mejor
de la Argentina. Y la unidad hizo justicia a su fama: sobre dos
secciones de la Compañía Nácar cayó la furia de la Compañía Left Flank
de los Guardias Escoceses, pero los infantes contuvieron a esa fuerza
muy superior en número alrededor de seis horas. Para desalojarlos, los
británicos tuvieron que asaltar una a una sus posiciones, recurriendo a
la artillería terrestre y naval, los misiles antitanque, las granadas, y
el combate cuerpo a cuerpo. Teniendo en cuenta que Pedro luchó con
tanta garra, no sería de extrañar que hubiera pertenecido a este grupo.
Salvo por un dato: el BIM-5 batalló, en general, en la
parte oeste de Tumbledown, lejos de donde hallaron a Pedro. Sin embargo,
por mucho tiempo no se descartó que Pedro pudiera ser un infante de
marina que escapó de la derrota inicial y se replegó para seguir
peleando. Aunque algo revelado por Bicheno a Enfoques permitiría
desechar esa posibilidad: "Pedro vestía como los del Ejército. Si
hubiese tenido el uniforme del BIM-5, los que recuperaron su cadáver lo
habrían comentado. Los británicos pensaban erróneamente que el vestuario
de los infantes de marina era distintivo de los comandos argentinos".
Dado que no es lo mismo combatir con una fuerza de
élite que con conscriptos, si Pedro hubiese vestido como un integrante
del BIM-5, los británicos no se hubieran privado de destacarlo. Eso es
lo que hicieron en las batallas donde enfrentaron a grupos comandos
porque les enorgullecía haberlos vencido. Así las cosas, si Pedro era
del Ejército, ¿a qué unidad pudo pertenecer?
En Tumbledown participaron varias unidades del
Ejército: 48 hombres de la 3ª sección de la Compañía B del Regimiento de
Infantería Motorizada 6, de Mercedes, Buenos Aires; 12 de la compañía B
del Regimiento del Infantería 12 de Mercedes, Corrientes, a cargo del
subteniente Celestino Mosteirín y que sufrió la baja del conscripto
Ramón García, y otra sección aún más disminuida (cinco hombres) del
Regimiento de Infantería 4, con asiento en Monte Caseros, Corrientes, a
cargo del subteniente Oscar Silva, que murió junto a sus cuatro
muchachos. La mayoría procedía de Dos Hermanas, enclave perdido la noche
anterior.
Oscar Teves, autor local del libro Pradera del Ganso y
próximo a escribir otro sobre Tumbledown, no descarta a ninguno de estos
grupos. Ni siquiera al BIM-5: "En verdad, no sé si La Terraza es el
lugar donde cayó Pedro. Es más, recorrí la zona y no vi lugares
inaccesibles como el que describe Bicheno".
En cambio, para el hoy teniente coronel y por entonces
subteniente de 19 años de la 3ª B/RIM6, Esteban Vilgré La Madrid, las
líneas de investigación siempre fueron dos: "Hasta saber lo del uniforme
de Pedro, siempre pensé que era un infante de marina desprendido de la
sección del teniente de corbeta Carlos Vázquez -la última del BIM-5 en
resistir- o uno de mi sección, que luchó en el lado este de Tumbledown,
donde abatieron a Pedro. Aparentemente, este joven cayó a 400 metros del
sitio inicial donde estaba yo, pero eso no significa que no
perteneciera a mi grupo porque no estábamos todos juntos".
La Madrid descarta a los muchachos del subteniente
Silva, ya que se encontraban en el sector oeste del monte. También al
soldado García, del RI-12. "Me lo aseguró el subteniente Mosteirín",
acota.
Los conscriptos muertos del RIM-6 en Tumbledown cayeron
durante un contraataque lanzado sobre el final, una vez doblegada la
sección del teniente Vázquez. El RIM-6 estaba bien entrenado por su
jefe, el teniente coronel Oscar Jaimet, antiguo comando que había
instruido a sus hombres en combate nocturno. Pese a no estar tan
aclimatados como los fueguinos del BIM-5, los muchachos del RIM-6 eran
en general peones de Lobos, Mercedes, Luján y zonas aledañas, que sabían
de heladas e intemperie. Y coraje no les faltaba: Oscar Poltronieri, el
soldado más condecorado del Ejército en su historia era uno de sus dos
ametralladores (ver recuadro).
La historia de Poltronieri tiene varios puntos en común
con la de Pedro: Poltronieri cambió constantemente de posición y se
rezagó durante la retirada, aletargando el ataque británico. Y también
fue dado por muerto, aunque en realidad logró escapar.
¿Es posible que la leyenda británica mezclara varias
historias? No se puede descartar. De hecho, en batallas anteriores
también aparecieron relatos de francotiradores o ametralladores
argentinos deteniendo ataques durante horas. Hay un cierto patrón en la
psique británica, más dispuesta a creer en historias de
"súperargentinos" que en la resistencia organizada de varios grupos
oponiéndoseles al mismo tiempo. Es más, como en el caso de Pedro, en los
relatos sobre el combate del 28 de mayo en Pradera de Ganso, se habla
de criollos negándose a rendirse ante el pedido de oficiales capturados.
No es lo único. Ya que hay diferentes versiones de la
leyenda de Pedro: en una, el joven dispara contra los helicópteros
británicos de evacuación médica. En otra, son dos los que lo hacen, y se
encuentran al otro lado del monte.
Esto tiene su lógica. La batalla de Tumbledow no sólo
fue de noche sino que nevaba, por lo que la visibilidad era muy mala. Y
los militares británicos estaban librando una durísima pelea, bajo fuego
enemigo. Relatos de ambos bandos cuentan que el monte literalmente
temblaba por los impactos de sendas artillerías, que saltaban esquirlas
cortantes de roca y que el ruido era tan ensordecedor que apenas se
escuchaban las órdenes y se tenía conciencia de lo que sucedía a pocos
metros. Es factible entonces que bajo tanto estrés, los británicos
mezclaran situaciones diferentes con distintos soldados argentinos
(entre ellos Poltronieri). Además de los relatos que ya habían escuchado
y lo que esperaban de sus enemigos.
Por eso no hay que desechar que haya habido más de un Pedro. Uno de ellos, el hallado en enero de 1983.
Las bajas del RIM-6Pero dándoles crédito a los dichos de Bicheno, ¿de quién era el cuerpo recuperado en el despeñadero?
Las alternativas se reducen a los soldados del RIM-6
que cayeron en combate. En 2010, para el bicentenario de ese regimiento,
Enfoques viajó a su nuevo cuartel, en Toay, La Pampa, donde hay una
placa en homenaje al conscripto Juan Horisberger, que dice que el
enemigo lo apodó Pedro por su valentía. Sin embargo, más allá de su
coraje, sólo se trataría de una iniciativa ligada a la buena voluntad de
algunas personas. Asimismo, testimonios de varios de sus compañeros
indican sin duda que Horisberger fue el primero en morir, de un tiro en
el pecho.
Otros tres soldados, Horacio Balvidares, Horacio Echave
y Héctor Guanes, murieron en posiciones conocidas. Los dos primeros
habían caído cerca de Sapper Hill y Guanes, en Dos Hermanas.
Sobre Ricardo Luna surgieron dudas, pero para La
Madrid, su deceso no coincide con el momento en que habría caído Pedro.
También hubo interrogantes en torno a Juan Rodríguez, aunque según La
Madrid, el tirador de la sección David Torres fue testigo de su muerte,
cerca del fin del combate de Tumbledown, en la madrugada del 14 de
junio. La última baja del RIM-6 fue Sergio Azcárate, que murió cuando la
sección se encaminaba a Puerto Argentino, alcanzado por fuego enemigo.
Así, quedan sólo dos: Luis Jorge Bordón, de Lobos, y
Walter Ignacio Becerra, que en 1982 vivía en el barrio Zarza de Moreno,
Buenos Aires. Ambos integraban el primer grupo de tiradores.
"A mí me suena más la chance de Becerra. Primero,
porque Bordón no estaba tan cerca del lugar descripto, aunque tampoco lo
descarto. Y además, por su forma de ser: un tipo muy astuto, vivaracho.
El relato sobre un muchacho cambiando de posiciones para despistar al
enemigo cuadraría con él, con su personalidad. Y también por el arma que
usaba, un FAP, versión ametralladora del FAL normal, con mucha cadencia
de fuego, que hubiera llamado poderosamente la atención de los
británicos, por sonar distinto al grueso de las armas propias y ajenas",
señala La Madrid.
Una forma de saber si Pedro y Becerra fueron la misma
persona era averiguar quién fue el militar argentino que lo habría
intimado a rendirse. Según relatos británicos, ese oficial podía ser
Vázquez. No obstante, en ese momento el teniente del BIM-5 estaba siendo
"interrogado" por sus captores del otro lado del monte porque lo
confundieron con un francotirador que les había matado varios hombres.
Vázquez no habla mucho sobre Malvinas, aunque por intermedio del
investigador Teves se pudo confirmar que él no fue quien habría
intentado disuadir a Pedro. Tampoco lo fue el subteniente Mosteirín, que
cayó preso junto al teniente de corbeta. Por lo que la leyenda de Pedro
sigue reservándose algunos misterios.
El Ejército no se pronunció oficialmente sobre esta
historia. Por ende, se descarta que se haya pensado en recurrir a
análisis de ADN para conocer la verdadera identidad de Pedro. Además, en
cuanto a Becerra sería imposible hasta que no se logre dar con su
familia. "En los casos de Becerra y Guanes, nunca pudimos establecer
contacto; con el resto, sí. Al principio, cuando llamábamos, muchos
estaban muy enojados, eran padres que habían perdido a sus hijos en la
guerra. Pero cuando les explicábamos que lo hacíamos para invitarlos a
homenajes que rendíamos a sus hijos, cambiaban de actitud", explica el
teniente coronel Marcelo Pollicino, responsable de algunas de esas
búsquedas, como de actividades relacionadas con el stress postraumático
de veteranos de guerra y familiares y entusiasta seguidor de la historia
de Pedro. "Hacer estudios de ADN conllevaría una decisión política,
cuestiones diplomáticas, fondos. Además, debería ser para todas las
familias que tienen un hijo sepultado como NN en Malvinas", añade.
El último intento para localizar a la familia de
Becerra fue en 2004, en la dirección y teléfono de su madre, en el
barrio porteño de Parque Patricios. Enfoques retomó la búsqueda mediante
la Unidad de Atención y Asistencia al Veterano de Malvinas de la ANSES,
aportándole nombre completo y DNI del fallecido, aunque al cierre de
esta edición no se había obtenido respuesta, lo que impidió saber si
alguien cobra una pensión en su nombre e intentar contactarlo.
Como Pedro habría muerto en soledad y nadie pudo
certificar que se tratara de Becerra, esta investigación sigue abierta.
Sólo un testimonio clave que este trabajo tal vez no halló o un ADN al
cuerpo enterrado en la tumba B-1-15 de Darwin podría quizá desentrañar
el interrogante. Pero no cabe duda de que, sea quien fuere, Pedro
encarna el valor de muchos jóvenes que ofrendaron o estuvieron
dispuestos a dar su vida por la Patria. Muchos de los cuales hoy caminan
por las calles, anónima y humildemente, a pesar de haber actuado como
verdaderos héroes.
© LA NACION
EL UNICO CONSCRIPTO CONDECORADO"Constituirse
durante toda la campaña en ejemplo permanente de sus camaradas, por su
espíritu de lucha, sencillez y arrojo, ofreciéndose como voluntario para
misiones riesgosas. En combates desarrollados en las zonas de los
montes Dos Hermanas y Tumbledown operó eficazmente con una ametralladora
deteniendo ataques enemigos. Fue siempre el último en replegarse,
resultando sobrepasado en ocasiones por los ingleses. Dos veces se lo
tuvo por muerto, pero logró reunirse con su sección y siguió combatiendo
con igual decisión y eficacia". Así reseña la Cruz de la Nación
Argentina al Heroico Valor en Combate el accionar en Malvinas de Oscar
Poltronieri, el único conscripto condecorado con este galardón por el
Ejército Argentino en toda su historia. "El Poltro" nació en Mercedes el
3 de abril de 1962, hoy cumple 49 años. En su ciudad natal realizó
diversas tareas de campo desde chico (no pudo ir a la escuela) y también
hizo la conscripción, a la que se presentó porque no lo convocaban.
Tras la guerra, con las medallas, pasó por la TV local y europea, hasta
que llegó la hora de seguir con su vida. Se casó, tuvo cinco hijos (el
primero murió), se mudó al conurbano y trabajó 14 años en una compañía
láctea. Luego empezó a deambular por un sinfín de lugares y hasta llegó a
pedir en los trenes. Callado y solitario, ahora vive humildemente en
Entre Ríos, aunque al menos ya no piensa en vender las medallas que dan
cuenta de sus hazañas malvineras".
LIBROS EN LA PESQUISAEl
primer texto británico que hizo referencia a la heroica resistencia de
un soldado argentino en Tumbledown fue Going back: return to the
Falklands, de Simon Weston, un ex guardia galés que sufrió muy graves
quemaduras durante el hundimiento del buque Sir Galahad. El libro,
tildado de poco confiable debido a la experiencia que atravesó su autor,
habla de dos conscriptos del BIM-5 que le dispararon a helicópteros
médicos del Reino Unido en el lado opuesto del monte al que aludirían
los siguientes títulos. En 1989, salió The fight for the Malvinas, del
militar e historiador Martin Middlebrook, el primero en cruzar fuentes
de ambos bandos. 5th Infantry Brigade in the Falklands, de Nicholas van
der Bijl y David Aldea, volvió a decir en 2002 que el conscripto le
había tirado a los helicópteros de evacuación. Algo que el historiador
Hugh Bicheno negó tajantemente en Razon´s edge, en 2006. De los cuatro,
sólo el último texto se tradujo al castellano tres años después como Al
filo de la navaja..
NOTA: Hundimiento del A.R.A. BELGRANO: http://www.dintel-gid.com.ar/especiales/articulo15.html