jueves, marzo 16, 2006

Comentarios políticos

Asamblea de delegados de la provincia de Buenos Aires

Discurso de López Murphy
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Buenos días a todos. Ante todo muchas gracias por este acto de militancia en circunstancias sin duda adversas para las ideas que defienden nuestras libertades. Vivimos en un clima cultural que ha permitido todo tipo de excesos de los cuales tenemos que ser conscientes. Que hagamos este acto en medio de esas circunstancias adversas habla de nuestra determinación, de nuestra convicción y de nuestra voluntad de revertir ese proceso. Y lo que yo creo que es más importante: dar hacia adelante una salida esperanzada, optimista. Yo no estoy dispuesto a resignarme al fracaso, a la decadencia y a la frustración. Y si alguno de ustedes quiere entender qué es resignarse al fracaso a la decadencia y a la frustración, los invito a que lean un artículo del historiador Palacios, que publica hoy el diario La Nación, donde se dice que tenemos que resignarnos a un clima cada vez más degradado. A eso respondo como Sarmiento, que “ni la ignorancia ni el desierto nos van a vencer”.
Para Alberdi y para Sarmiento el problema era el desierto y la ignorancia. Había que traer y crear la cultura y la civilización, y había que crear una ciudadanía en el clima que imperaba que era de soledad y barbarie. Esa idea básica de que hay un destino mejor para los seres humanos es la que dio origen a Recrear, la que le dio su sentido histórico en un momento en que nuestro país sufría una crisis cercana a la disolución nacional.
Bajo ese principio he venido hoy a intervenir en esta Asamblea Provincial y quiero saludar la presencia de muchos miembros de la Junta Nacional, que vinieron ayer a la reunión de la conducción nacional de Recrear y se han quedado a participar de esta Asamblea de Delegados de la Provincia de Buenos Aires, por varias razones. Primero, porque los debates de la Provincia de Buenos Aires han conmovido nuestras estructuras políticas. En segundo lugar, porque creo que en ese debate, por razones a veces plausibles y a veces por dejarnos llevar por acciones insidiosas que buscan fragmentar a la oposición, se ha tergiversado la naturaleza de nuestra misión y de nuestro debate. Por eso ayer les pedí a los miembros de la conducción nacional, de cada una de las provincias –y veo gente de Salta, Santiago del Estero, San Luis, San Juan- que se quedaran, escucharan y llevaran a sus provincias la verdad de nuestro debate, para que no se dejaran llevar por la red de e-mails, de discusiones, de argumentos muchas veces falaces, producto de ese clima cultural en que la propaganda del gobierno ha logrado abrumarnos, y ha llegado a que desconfiemos de nuestras propias fuerzas, de nuestro destino histórico y de nuestra voluntad de transformación. Por eso, hoy yo no quería hacer una intervención breve y sólo explicar mis puntos. Hoy quiero hacer una intervención cuidadosa y estratégica. Como decía ayer en un acto en la calle - porque nosotros seguimos haciendo actos en la calle-: “la política va a ser para nosotros madre y maestra”. Va a ser madre por la capacidad para confortar y contener, y va a ser maestra porque deberá ser orientadora. A veces se burlan de nosotros diciéndonos que tenemos un estilo de profesores, y es verdad: nosotros hacemos docencia en la vida política. Orientamos persuadimos, convencemos. Justamente, lo que queremos es terminar con la visión clientelista, subalterna y adocenada que impera hoy en la política argentina.
Queremos ciudadanos libres, por eso a veces la naturaleza de nuestros conflictos y desacuerdos se tergiversa. Somos mujeres y hombres libres. Y eso requiere a veces – no en exceso ni destructivamente- que tengamos esos contrastes entre nosotros.
¿Cuál ha sido nuestro planteo ante la realidad nacional? y quisiera decirlo con toda claridad, porque en eso no hemos defeccionado ni una sola vez. Déjenme decirles qué temas han estado en el debate. Nosotros en todos los casos hemos señalado los problemas que estamos enfrentando. Hemos puntualizado hasta el hartazgo los problemas del federalismo argentino que se ve en todas las manifestaciones y se sufre con particular dramatismo en la provincia de Buenos Aires.
Hemos dicho que en la política exterior, no podemos resignarnos a que el programa de la Nación Argentina sea el de la violencia, la confrontación y el antagonismo. Desgraciadamente, hoy es esa la realidad que enfrentamos; tenemos al Presidente uruguayo en el acto por la asunción de la Presidente chilena Bachelet diciendo a todos los países que participan de esa reunión, que nosotros los bloqueamos. Y la verdad es que nosotros no los bloqueamos. Aquí en la Argentina, el desorden y la anarquía son parte natural del sistema. No hemos entendido culturalmente, que la acción directa es algo ilegal é inaceptable. Los uruguayos están enojados, en cambio a nosotros nos parece natural el bloquear los puentes, el impedir el libre tránsito, y el ejercer la violencia privada sobre los demás. Y esto a los uruguayos les parece un ataque a su soberanía nacional.
Es que nos hemos acostumbrado a todo esto, nos hemos degradado. En esos puntos en conflicto, ninguno de nosotros va a renunciar jamás a la defensa del Medio Ambiente que sea compatible con un desarrollo productivo é industrial sustentable. Lo que decimos desde Recrear, es que queremos hacerlo en el marco del Estado de Derecho, tanto hacia adentro como hacia afuera. Queremos volver a ser un país confiable, un país al que los demás países no estén eludiendo.
Hoy los periódicos dicen algo que me impacta –como ven todavía conservo la capacidad de asombro- y es que el Presidente uruguayo saludó cordialmente a Kirchner, pero que no quiso dialogar con él. Bueno, lo único que falta es que estuviéramos a los cachetazos. Ya nos asombra hasta que haya habido un saludo cordial entre ambos mandatarios.
En la misma línea hemos marcado y tomado posición frente al problema de la aftosa. Fíjense al extremo al que hemos llegado en la Argentina, que muchos en el exterior nos creen capaces de haberla provocado. Recientemente en un acto en la vecina localidad de Avellaneda, el Presidente anunció una medida: la prohibición de las exportaciones de carne, que destruye instantáneamente a toda la industria frigorífica cosa que resulta ser peor que el brote de aftosa en sí mismo. Ni la aftosa hubiera sido capaz de producir una enfermedad como la que produjo el Gobierno con esta inusitada medida. Simultáneamente al Gobernador De la Sota no se le ocurrió mejor idea que decir “nosotros vamos a compensar a los empleados de los frigoríficos”, en vez de decir que la medida anunciada por el Presidente era una locura.
Vivimos en un clima de irracionalidad creciente. Por eso lo que tenemos que hacer es preservar, cohesionar y organizar a nuestra fuerza, de manera tal que nuestros debates no tengan esa característica cultural que nos permea y nos desgarra. En ese punto, nosotros hemos dicho que no se puede actuar con autoritarismo, irresponsabilidad y falta de lucidez. Hay problemas, es verdad, tenemos problemas en el país y en el mundo, pero hay formas racionales de resolverlos y esta medida a todas luces no lo es.
En la campaña electoral mencionábamos algo muy importante y era que la desigualdad iba a ampliarse en la Argentina. Y a nosotros esto nos preocupa, porque es una cuestión esencial para la subsistencia de la sociedad. El núcleo de la desigualdad social en nuestro país está entre la gente que está en el sector formal e informal del empleo. Hay gente que goza de los beneficios de la Seguridad Social, mientras a una gran masa éstos les están vedados y quedan a la buena de Dios. Recuerden cuál era el corazón de nuestras propuestas en la campaña de Octubre pasado: el resolver ese problema. Para ello propusimos eliminar los impuestos al empleo, otorgar subsidios a los que tienen más de 40 años y más de 50 años, buscando volver a la gente al “destino común”. Ese era y es el núcleo de la desigualdad social. Después de nuestras propuestas vinieron los números de la realidad, que no sólo confirmaron lo que veníamos diciendo, sino que fueron peores de los que esperábamos. Esto explica por qué es esencial que mantengamos el coraje, la firmeza y la determinación. La supervivencia de una sociedad civilizada depende de que estas ideas y esta visión alternativa puedan sobrevivir. Y subrayo sobrevivir, porque lo que está en juego es la permanencia de esta antorcha que defienda los principios que han llevado al progreso a los países desarrollados del mundo y que permanece, frente a esa otra visión de concentración de poder que nos degrada cada vez más llevándonos a situaciones de mayor atraso.
Otro tema de gravedad para la Provincia de Buenos Aires es que se han vuelto a liberar a todos los presos cuyas penas fueran inferiores a ocho años de prisión. Eso está pasando hoy, contra aquello que dijéramos hasta el cansancio en la campaña electoral pasada, con relación a las medidas que había que tomar en la materia.
¿Cuáles son entonces las características del régimen que enfrentamos? Diría que tiene tres grandes ejes: el primero de ellos es el copamiento inexorable de todos los resortes del poder. Yo lo he tratado de explicar con dos expresiones alusivas que para algunos han sido pesimistas pero que en verdad no lo son, la primera expresión que he utilizado es llamar “la Senadora por Santa Cruz” a la señora de Kirchner, quien siendo Senadora por la provincia de Santa Cruz se postuló para igual cargo electivo por la provincia de Buenos Aires. A partir de ahora la llamo “la Reina”, y no lo hago en forma casual, sino que lo que quiero decir es que ese matrimonio se ha apoderado del régimen hegemónico y éste se ha apoderado de las estructuras del país. Esta caracterización es muy importante para que entendamos la lógica del problema que enfrentamos.
No se trata sólo de la captura personal del poder que muchos subestiman y hasta qué extremo han llegado. Observen por ejemplo que al Ministro del Interior Aníbal Fernández, cuando se le pregunta por el futuro poder presidencial, sugiere el nombre del Presidente o el de su señora esposa. Por suerte nadie le encontró todavía talentos a Kirchner hijo.
La idea de que el poder se está volviendo monárquico es muy poderosa; ellos ni tienen rubor para presentarlo así, todo esto les resulta muy lógico a ellos.
La segunda expresión que utilizo es que el régimen tiene el propósito de quedarse 16 ó 24 años en el poder. Yo no digo que esto vaya a pasar, sino que esa es la agenda que manejan; no tengan duda alguna de que están trabajando para eso. De hecho han copado y ejercido el Poder Ejecutivo prácticamente sin restricciones. Si miran la gestión, verán que no hay prácticamente restricciones: no hay más cuentas de ejercicios, control, ley de presupuesto etc.
He recorrido las municipalidades de mi provincia y lo he podido constatar personalmente, y todo esto es así porque el Gobierno Nacional ha logrado que el Congreso le delegue las facultades extraordinarias que utiliza discrecionalmente.
En ningún país del mundo se puede verificar que el Presidente va a un acto de inauguración de obras municipales y anuncia desde esa tribuna que “se prohíben las exportaciones de carne”.
Fíjense que en la asamblea legislativa, el Presidente se dirigió al mandatario uruguayo sugiriéndole que paralizara la construcción de las plantas productoras de pasta celulósica, y éste le respondió diciéndole que no podía hacerlo. Vemos que el par uruguayo cumple con las normas, hace lo que corresponde, en cambio el presidente Kirchner hace lo que quiere en Argentina. Ha construido una legislación con la cual hace lo que quiere y que le permite violar los derechos constitucionales.
Recientemente y a través de la reforma del Consejo de la Magistratura -que era el proyecto de la Primera Dama-, los Kirchner han logrado también copar a la Justicia.
Ya anteriormente había copado a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en la cual han dejado dos lugares vacantes, a pesar de que la estructura jurídica requiere completarlos. Y los dejan vacantes para poder mantener la amenaza de llenarlos si alguien no hace lo que ellos quieren.
Se trata de un régimen de chantaje, de coerción, de violenta violación de los derechos constitucionales. Ha habido un copamiento institucional y político de las estructuras locales, provinciales y nacionales. La naturaleza de este régimen nos obliga y requiere una reflexión profunda de la conducción política.
Es un régimen de clientelismo, y no sólo del clientelismo basado en la indigencia. En Argentina tenemos cada vez más clientelismo hacia los que están arriba en la escala social, de manera tal que si uno quiere andar bien económicamente, debe acatar al Gobierno. Aquí hay lugar para todos en la gran piñata, eso sí, siempre y cuando uno se subordine y se vuelva subalterno.
El clientelismo de la indigencia se mantiene y lo veía el otro día en La Matanza. Mucha gente sabe que si no “acata” las directivas del régimen, sencillamente no come.
También está el clientelismo político, aquél que sale a comprar las voluntades legislativas. Y observemos a qué nivel de degradación hemos llegado, que me comentaban en Salta, que un Intendente reconoció “haberse vendido” pero que lo hizo a cambio de un puente; y que lo hizo porque “nunca antes Tartagal tuvo este puente”.
La lógica política ha pasado a ser “a qué precio me prostituyo”, y lo peor es la tolerancia social y la impunidad cultural frente a tales actos. A todos nos parece normal que legisladores voten en contra de sus principios y de los principios constitucionales, a cambio de favores.
Necesitamos entender y comprender repito, la naturaleza de este régimen para poder saber qué es lo que tenemos que hacer. El régimen decía, ha copado el sistema institucional, el económico-social, y lo que es peor aún: el cultural. Los diarios, la televisión y la radio así lo reflejan a diario.
A todo el mundo le parece normal el copamiento y la compra-venta de voluntades. Y la sensación cultural de la resignación ante el poder hegemónico nos ha agredido profundamente. Con más razón les digo que hay que seguir la lucha; tenemos y debemos seguir con nuestra lucha.
Y la lucha política tiene su aspecto psicológico en ese intento por quebrar al adversario. Nuestra verdadera derrota será cuando logren quebrar nuestro espíritu de lucha. Mientras no nos demos por vencidos, van a tener un obstáculo formidable. Cuando nos resignemos, nos habrán vencido. Por eso la acción psicológica sobre nosotros es insidiosa, tremenda, nos genera desconfianza y desprestigia a nuestros líderes.
Todo esto no quiere decir que no debamos enfrentar el debate, el reconocimiento de responsabilidades y errores. Debemos hacerlo, pero no se deben usar los fracasos para destruir. Los fracasos y los errores deben servir como aprendizaje para progresar y para luchar mejor. No pueden ser un argumento para desaparecer.
Ese es el núcleo del problema que tenemos en nuestra fuerza.
Veamos cuál es la estrategia oficialista. Lo he dicho en diversas entrevistas. El Presidente es una máquina de construir poder político. Y la estrategia central que él aplica sobre la oposición, es transformarla en un archipiélago. Que la oposición esté totalmente fragmentada, que sean todas islitas. Y que del otro lado haya una máquina invencible. Por eso en nuestra lucha no debemos subestimarlo. Estamos ante gente muy astuta.
Y para los que creen que hoy el Gobierno se mantiene por tener “viento a favor” en lo económico, yo les digo que no han entendido la naturaleza del régimen. Ellos trabajan día y noche para prepararse para los tiempos adversos. Por eso el Gobierno está armando los grupos de choque en la calle y los funcionarios son líderes de grupos de choque. Estos grupos actuarán aquel día en que la prosperidad y la situación internacional no acompañen más a este Gobierno.
Este régimen ha preparado su permanencia, y el que no vea eso, no podrá ver cuál es la dimensión de la fuerza que tenemos que acumular para enfrentarlos.
¿Por qué nosotros hemos propuesto formar una amplia coalición? Los ejes de la coalición son: en primer lugar la defensa de la Republica, de la división de poderes y del federalismo, en segundo lugar, la defensa de las libertades y del efectivo ejercicio de la ciudadanía, en tercer lugar, la necesidad de combatir la desigualdad y la indigencia, no hay proyecto posible en la Argentina, si no pensamos una sociedad integrada.
Por último, hay que devolverle racionalidad a las políticas públicas.
No se guíen por lo que a veces se dice en público, en privado, muchos han empezado a reconocer la necesidad de esta amplia coalición. Eso sí: no se la puede concebir como una cooperativa electoral, donde se juntan tres o cuatro dirigentes y reparten las directivas. A esta máquina de poder la vamos a enfrentar con un diagnóstico adecuado, con principios, con un programa adecuado y mecanismos decisorios adecuados. Por último y a partir de allí saldrán las posibles candidaturas.
El año pasado después de las elecciones dije en el local que teníamos en la calle Rivadavia, que Recrear debía transformarse en una máquina capaz de absorber a todos aquellos que, sabiendo que vienen a ocupar un puesto de lucha, estén dispuestos a enfrentar a este régimen y a soñar una Argentina mejor. Por eso surgió mi propuesta de invitar a todos aquellos que nos acompañaron en la última contienda y que se sintieran motivados a participar de nuestro proceso de elecciones y organización; lo hice porque estábamos y estamos sin nada que ofrecer, salvo la dignidad y el orgullo de luchar por una sociedad más libre y más integrada. Creí como muy positiva la idea de convocar a todos aquellos que habían marchado junto a nosotros en la campaña y que por diversas razones no estaban todavía incorporados a nuestra fuerza, a ser parte de ella. Ustedes saben que para la conducción nacional pueden participar todos los que se afilien a Recrear, sin ningún requisito de antigüedad por tratarse de la primera elección, tal como lo establece la Carta Orgánica.
En la reunión realizada en General Rodríguez propuse que también para la elección de autoridades locales y provinciales, que quitáramos el límite de antigüedad que imponía la Carta Orgánica, para poder incorporar a muchos que nos acompañaron y, repito, no tienen nada que esperar salvo participar en nuestra organización que, como antes dijera tiene por delante sólo una fenomenal lucha contra el poder hegemónico imperante.
Planteé esto porque nuestra fuerza no es una fuerza histórica, sino que tiene sólo cuatro años de antigüedad; para un partido centenario las reglas seguramente serían distintas; pero no es ese nuestro caso: la nuestra es una organización muy nueva.
Debo confesar que cuando formulé esa propuesta lo hice con total inocencia. Jamás pensé que surgirían las polémicas, desacuerdos, dudas y resistencias, que después surgieron en nuestro espacio.
Fíjense en la historia de nuestro país: después de la derrota de Cancha Rayada, nuestros generales no se dedicaron a fragmentarse, sino que prepararon la fuerza para después vencer en la batalla de Maipú.
Nosotros parece que tenemos esa característica cultural de buscar degollarnos entre nosotros, cuando deberíamos hacer lo contrario: fortalecernos.
No es lo mismo que una fuerza ya consolidada sufra una derrota y se retire hasta una nueva contienda, que la situación donde la derrotada es una fuerza nueva y aún sin consolidar, como la nuestra.
Quiero ahora contestar algunos planteos que surgieron luego de nuestra derrota de Octubre último. Uno de ellos fue desopilante: decía que debíamos callarnos porque habíamos sido derrotados. Esto no lo dijo el Gobierno, sino uno de los nuestros.
En segundo lugar, esta es una organización de tipo voluntario. Aquí no obligamos a nadie a venir. Aquí venimos por nuestras convicciones.
En tercer lugar, se señaló que no íbamos a poder hablar jamás de las reformas constitucionales, porque estábamos reformando nuestra Carta Orgánica. Y lo cierto es que en nuestra fuerza las normas tienen carácter de adhesión, no de obligación. Es absolutamente absurdo –y funcional al régimen hegemónico- comparar la reforma de nuestro reglamento, con la reforma de la Constitución Nacional.
Todo esto es lo que vengo a replicar, una cosa es que no nos guste la propuesta de reforma, que nos parezca una amenaza porque queremos seguir siendo un grupo cerrado, y otra cosa muy distinta es comparar a nuestra reforma de normas internas con la reforma Constitucional.
La clave está en entender que los verdaderos enemigos nuestros están afuera, no adentro; el día que entendamos eso comenzaremos a funcionar como una verdadera organización política.
¿Cuál es la decisión que he tomado y les quiero comunicar?
No voy a participar en las elecciones internas, y lo no lo voy a hacer ni para evitarlas ni para hacerlas. Mucha gente me ha reclamado, el porqué no hago lo que hice durante los tres años anteriores, es decir sentarme con cada una de las personas disgustadas y reflexionar con ellos.
No tengo la energía para eso, y estoy cansado de esas pujas internas.
Creo que debemos concentrarnos en la verdadera tarea que tenemos por delante y que he intentado plantearles anteriormente.
Ayer estaba con una concejal nuestra de la localidad de Lanús y ella me comentaba que se ha convertido en la voz de los que no tienen voz, y que eso ha tenido un efecto muy transformador. Creo que es eso justamente lo que tenemos que encontrar, esa funcionalidad como expresión de los que se sienten agredidos.
Como siempre cuenten conmigo para continuar la lucha y seguir convencido de que existe otro camino. Me comprometo también a que Recrear sea un partido con vocación de victoria y de construcción de una alternativa, un partido que recree la esperanza.
La otra idea, la de quedar como una secta cerrada que se queja hacia adentro de su destino histórico, no es lo que yo deseo para la fuerza política que creamos.
Esta es mi explicación de los fundamentos de la propuesta que les acabo de formular.
Ahora voy a hacer una autocrítica, porque nos equivocamos en muchas cosas en la campaña. El mayor error fue la desproporción de los medios: en los medios económicos, humanos y en la capacidad de llegar a la gente con nuestro mensaje.
Nos sobreestimamos, nos creímos con fuerza para más de lo que pudimos.
También nos equivocamos al ponderar la naturaleza del aporte que traían algunos de nuestros aliados. En esto último no nos vamos a volver a equivocar. Si hay algo en lo que de aquí hacia delante voy a ser extremadamente cuidadoso, es en la valoración de la lealtad como atributo primordial en el contexto de un régimen que compra los votos de los legisladores “opositores”.
Provengo de una fuerza histórica, donde la lealtad era un argumento para poner siempre a los que teníamos al lado, concitando muchas veces a la mediocridad. Creía que ese criterio expulsaba a la inteligencia y a los matices. Pero luego de lo que vivimos hace dos semanas, sé que la lealtad es un atributo primordial para nosotros.
Y todos los que hoy nos acompañan en este camino de desierto, dan un testimonio de lealtad espectacular.
Hoy enfrentamos el desafío de renovar nuestros mecanismos decisorios, de renovarnos, de ser capaces de tener oídos receptivos, y de ser capaces de recomponer nuestra autoestima y nuestro liderazgo confiando en que podremos realizar la tarea para la cual nacimos como fuerza.
Quiero cerrar esta exposición agradeciendo la presencia de todos ustedes y la de los miembros de la conducción nacional que se han quedado, para entender la naturaleza de nuestros debates, escucharnos y tolerarnos. También agradecerles a los que están en desacuerdo conmigo en algún punto, por la paciencia y el cuidado con que me escuchan. También, como es distintivo en nuestra fuerza, quiero hacer un llamado a la concordia. Frente al llamado a la venganza y al antagonismo, nosotros hemos llamado siempre a la concordia. Si hago un llamado a la concordia entre los argentinos, hago un llamado mucho más fuerte a la concordia entre nosotros, miembros de esta fuerza. Saber entender y saber discrepar, en términos de tolerancia, es un atributo fundamental. La concordia implica la capacidad de perdonar, olvidar agravios, disculpar los errores cometidos. No puede haber apertura a los demás si no estamos dispuestos a olvidar los agravios. Los brazos están abiertos y deben permanecer abiertos, para que podamos superar las desavenencias, sean estas de carácter personal o institucional que hayamos tenido. Ese principio de estar con los brazos abiertos, confiados y actuar responsablemente, debe ser parte inexorable de nuestra tarea. Si sabemos realizar esa tarea con convicción y confianza, estoy seguro de que lo lograremos.
Sé que vivimos un tiempo difícil, pero en ningún país del mundo las políticas que está siguiendo Argentina han sido exitosas. Debemos prepararnos para enfrentar las dificultades de manera que el día en que la sociedad perciba con claridad la futilidad y la inutilidad de este camino, haya una fuerza capaz de concitar y convocar a los argentinos mostrando un camino diferente.
La única pesadilla que tengo en mi vida es que cuando este régimen fracase, la sociedad crea que es el único posible. Nosotros tenemos que mostrar un camino diferente y alternativo. Esa es nuestra responsabilidad, a ese trabajo los convoco, a tener confianza en el porvenir y volver a creer que nuestra Patria va a ser el lugar donde nuestros hijos y nuestros proyectos se van a realizar. Muchas gracias.


11/03/2006

* Luego del discurso la propuesta de Ricardo López Murphy fue sometida a consideración y se aprobó por unanimidad.

De La Precilla Agustín Rodolfo San Fernando

Este espacio tiene como objetivo transmitir mis ideas políticas para alcanzar la posibilidad de modificar la situación en San Fernando Buenos Aires Argentina.
Creo que estamos viviendo un momento histórico y desde acá invito a que sumemos buenas voluntades para que en RECREAR el partido político liderado por RICARDO LOPEZ MURPHY, podamos de una buena vez hacer de la política: algo valioso y digno de ser vivido.