jueves, octubre 24, 2013

Claves de un futuro que empieza el domingo Por Carlos Pagni | LA NACION

Las primarias funcionan en muchos distritos como una encuesta perfecta. Donde los partidos no ofrecen más de un candidato, la elección pierde suspenso. Es lo que se advierte en la provincia de Buenos Aires, donde la emoción se reduce a saber de qué tamaño será la ventaja de Sergio Massa sobre Martín Insaurralde . Este fatalismo bonaerense contamina la imagen global de los comicios. Sin embargo, el mapa de la política presenta para este domingo numerosas incógnitas de cuya resolución depende el curso que tome la vida pública hacia el año 2015. En el oficialismo y la oposición se especulaba anoche con que Massa superará a Insaurralde por un margen que va de 12 a 9 puntos. Conocer esa diferencia es relevante porque de ella depende la dimensión que adquiera la figura del triunfador. ¿Massa saldrá de las urnas como el instrumento del que se sirvió una franja de la ciudadanía para desembarazarse del kirchnerismo? ¿O la política argentina deberá registrar a un nuevo líder con luz propia? Massa alcanzó en estos días, según encuestas contratadas por sus adversarios, 66 puntos de imagen positiva, contra 17 de negativa. Es la estrella de la hora. Los estrategas de campaña recomiendan, en general, aprovechar las cámaras de TV en las noches de escrutinio. Por esa razón él está preparando un discurso presidencial. Es posible que, por dos años, Massa no vuelva a disfrutar del rating que tendrá en esos cinco minutos. Si las encuestas se confirman y el salto de categoría se produce, a partir del lunes próximo se habrá abierto en el Frente Renovador una disputa por la gobernación bonaerense que ya tiene, por lo menos, tres aspirantes: Graciela Camaño, Darío Giustozzi y Jesús Cariglino. Camaño será hasta 2015 la principal espada parlamentaria de Massa, es decir, la encargada de atenuar la riesgosa exposición que tendrá el candidato una vez que se convierta en diputado. Giustozzi es el intendente de Almirante Brown, y Cariglino el de Malvinas Argentinas. Será importante conocer cuántos votos obtiene cada uno en su distrito. La magnitud del triunfo de Massa condiciona el destino de Daniel Scioli. No sólo por su previsible resonancia en el peronismo. Con un resultado contundente, Massa podrá controlar el Senado provincial. Es la Cámara que otorga o niega los acuerdos para cargos cruciales de la administración. Por ejemplo, para el directorio del Banco Provincia, donde los renovadores aspiran a tener tres representantes: Miguel Peirano, Dámaso Larraburu y Juan José Álvarez, quien acaba de reconciliarse con Massa después de un ácido conflicto. No hay que desdeñar la performance de Francisco de Narváez. Los sondeos más optimistas le pronostican alrededor de 10%. ¿Conseguirá alcanzar esa marca? Si quiere controlar la Cámara baja, Scioli necesita que De Narváez ingrese nueve diputados. Así adquiriría alguna independencia de Cristina Kirchner y sus talibanes bonaerenses. Cuando se acerca la lupa, aparecen otros enigmas interesantes. ¿Triunfará Massa sobre los Scioli en la quinta sección electoral? Allí compite por una senaduría José Scioli, "Pepe". El hermano del gobernador aprovecha las simpatías que despierta su apellido en Mar del Plata, la ciudad de Florencio Aldrey Iglesias, en cuyo NH Tango se instalará el domingo el comando de campaña kirchnerista. "Pepe" Scioli figura en la lista de De Narváez. Pero, a partir del lunes, se lo verá en la Casa de Gobierno: será el mensajero itinerante de Daniel Scioli para el peronismo del interior. En rigor, "Pepe" ya ejerce esa función frente a José Manuel de la Sota. Alberto Pérez, el jefe de Gabinete de la gobernación, vuelve a eclipsarse. La tarde en la cual, después de negarse a acompañarlo, Scioli alentó a Massa a lanzarse contra el Gobierno, calculó un final muy ajustado. No previó que su rival aplastaría al kirchnerismo y lo dejaría a él con un problema. Si los pronósticos se confirman, Scioli tendrá que recurrir a alguna terapia que lo recupere de la derrota. Según sus propios consultores, en lo que va del año perdió 10 puntos de imagen positiva: está en 55 -nada despreciable-, contra 35 de negativa. Para recobrarse, pidió a sus gerentes que le traigan una victoria cuanto antes. Le propusieron hacer una elección por la conducción del PJ bonaerense para el 15 de diciembre. El juez electoral Manuel Blanco, que anuló la personería del partido por falta de uso, todavía no autorizó la convocatoria. Scioli piensa presentarse en una fórmula con Fernando Espinoza, el intendente de La Matanza. ¿Massa aceptará el desafío? Todavía no lo decidió. Si no lo hace, lo de Scioli no pasará de ser un simulacro. En la ciudad de Buenos Aires se esconden otras claves del futuro. El domingo Pro intentará restablecerse de la derrota de las primarias. Temeroso, como todo caudillo, de que sus seguidores ganen autonomía con una cartera de votos propia, Mauricio Macri se negó a habilitar una riña entre sus coroneles en agosto. La oferta de su partido perdió atractivo. UNEN, con su torneo multicolor, se llevó la victoria. Macri no está solo en su equivocación. José Luis Gioja, en San Juan, fue víctima de la misma trampa. La elección porteña tiene a tres mujeres como estrellas: Gabriela Michetti en la categoría de senadores de Pro; Elisa Carrió en la de diputados de UNEN, y Graciela Ocaña en una lista que sólo postula legisladores locales. Los encuestadores se están enloqueciendo para detectar qué arrastre tendrán Michetti y Carrió sobre el resto de sus listas. La suerte de Ocaña depende del corte de boleta. Si Carrió consigue, por su propio encanto, mejorar las chances de Pino Solanas, Daniel Filmus dejará el Senado. Y el kirchnerismo perderá el control del quórum de esa Cámara. El duelo Solanas-Filmus es, por lo tanto, crucial. También los números que obtenga Carrió, porque serán la base más o menos verosímil de un sueño presidencial nunca abandonado. Las primarias anunciaron que el panorama político del interior está cambiando. No sólo porque el peronismo, afectado sobre todo por la crisis de las economías regionales, ha perdido distritos que parecía tener escriturados. A los gobernadores del PJ se les fueron muchos votos aun donde ganaron. La declinación benefició a distintas coaliciones electorales organizadas casi siempre alrededor de la UCR. Primera cuestión a examinar: ¿está produciendo el kirchnerismo un deterioro general del peronismo? Segunda: ¿lograrán esas oposiciones provinciales integrarse en una oferta nacional para 2015? Tercera: ¿qué papel cabe a Pro en este juego? El paisaje federal contiene otros acertijos. ¿Por cuánto ganarán los candidatos de Jorge Capitanich en Chaco, y los de Sergio Urribarri en Entre Ríos? Estos gobernadores pujan por ser los portaestandartes de la señora de Kirchner para 2015. El gabinete divide sus preferencias. Desde la penumbra, Zannini pretende ver a Urribarri en un elenco renovado. Zannini pretende deshacerse de dos enemigos: Abal Medina y Randazzo. De modo que en sus planes Urribarri podría ser jefe de Gabinete o ministro del Interior. Pero, ¿hasta dónde Zannini expresa a la Presidenta? El kirchnerismo auspiciará un candidato que compita con Scioli. ¿Lo hará por dentro o por fuera del PJ? No se sabe. Esta segmentación ya tiene consecuencias. Entre ellas, la convulsiva fragmentación de las organizaciones sociales. Los enfrentamientos en la agrupación Tupac Amaru, que conduce Milagro Sala, son la traducción violenta de esta interna oficialista. El fenómeno se reproduce en Buenos Aires, de manera menos tumultuosa, al menos por ahora. En el Movimiento Evita se enfrentan Pérsico y Fernando "Chino" Navarro. Pérsico se recuesta sobre el ultrakirchnerismo, aun cuando haya abierto algún túnel hacia Massa. Navarro está cerca de Scioli. El ciclo final de la campaña estuvo signado por la ausencia de la Presidenta. En los últimos días los laberintos de la política se intoxicaron con rumores sobre su estado de salud. Pero anoche regresó a la Fundación Favaloro para una tomografía de rutina. En Olivos insisten en que se recupera bien de la operación. En cambio, en el ambiente de los cardiólogos se discute la posibilidad de que le instalen un marcapasos para terminar con las arritmias. La derrota bonaerense y la mediocre elección del oficialismo a escala nacional contrastan con un fenómeno llamativo: según sondeos que contratan sus rivales, Cristina Kirchner goza de una imagen positiva de 49 puntos. La negativa también es alta: 43. Instalada en ese cuadrante, será difícil convencerla de que debe regresar a escena cargando sobre sus hombros los infortunios del domingo. Un problema principal para el desconcertado peronismo..

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