lunes, junio 28, 2010

Falta un plan de infraestructura en la Ciudad de Buenos Aires

Falta un plan de infraestructura Por Ricardo López Murphy* Un tema central para el futuro de la sociedad argentina es la falta de un plan maestro que permita organizar, a muy largo plazo, la gestión y el manejo de los fondos que administra el Estado. Este déficit se nota con extraordinaria dimensión en las erogaciones de capital que dieron lugar a una gran desinversión en el área de infraestructura, ya sea educacional, sanitaria, de transporte público o energética. Así, la falta de un plan estratégico que organice la inversión pública impide apreciar correctamente cuáles son los desequilibrios que padecemos. Un programa de este tipo ayudaría a generar un debate inteligente y serio del manejo presupuestario anual. Este procedimiento debe estar vinculado a un plan de inversión pública a muy largo plazo, y ese plan debe ser confeccionado juntamente con el plan maestro en cada uno de los sectores, considerando las metas a alcanzar y el déficit a subsanar. Ello debería ser fruto de una evaluación costo-beneficio. En esa línea, un tema central de toda la región metropolitana es la problemática del servicio de transporte público y, en particular, la de los servicios ferroviarios. En las ciudades más desarrolladas del mundo, el transporte público tiene un rol vital para el desarrollo humano y para garantizar la cohesión social. Pero en la Ciudad de Buenos Aires y su área metropolitana hubo un déficit de inversión sistemático por muchos años, pero cabe destacar, que ello ocurrió simultáneamente con la compra de insumos, en muchos casos, inadecuada para los servicios que se tenían que prestar. Esa compra innecesaria tiene que ver justamente con la falta de un plan estructural y con la falta de control y evaluación adecuada de las inversiones anuales que se llevaron a cabo. Es en el sector del transporte donde se percibe, con mayor dramatismo, la ausencia del planeamiento integral, y es allí donde se sufren las consecuencias más severas. Existe un consenso en la sociedad argentina, sobre todo en toda el área metropolitana, acerca de que las dificultades de transporte, los congestionamientos y la incapacidad de infraestructura para aliviar el traslado de los hogares al lugar de trabajo alcanzaron niveles casi de paroxismo, en relación con la imposibilidad de un funcionamiento lógico y razonable. Hay un punto clave que debería ser subsanado, y que es la explicitación, ante la sociedad, de las reglas generales que van a complementar la interacción y cooperación entre el sistema ferroviario, el vial, y el de transporte automotor. En esa línea de trabajo, una cuestión que es notable es el desaprovechamiento para llevar a su uso óptimo de la infraestructura de vías ya construidas. Aquí sería muy valioso llamar la atención para superar el anacronismo de los pasos a nivel y el uso de barreras. Se puede afirmar que es posible hoy aumentar así la frecuencia de los trenes, y de esta manera se descongestionaría en forma estructural la llegada masiva de automotores al centro de Ciudad de Buenos Aires y, por supuesto, también se aliviaría enormemente la calidad de los viajes cotidianos. Las dificultades no sólo se verifican en la infraestructura de transporte. En algo tan diferente como la infraestructura educacional, también se aprecia la falta de un plan maestro de inversión. Sería interesante para la ciudadanía conocer cuál es el plan de infraestructura de largo plazo que tiene el actual Gobierno en la Ciudad de Buenos Aires. Sería valioso que hubiera una especificación de cuál es la infraestructura sobre la cual se está modelando, a veinticinco años, la oferta de servicios de la Ciudad, y donde se están percibiendo excesos y defectos de capacidad porque naturalmente la edad media de la población fue cambiando en los distintos barrios, y hay lugares donde hay ya una oferta excesiva y seguramente, en el largo plazo, no va haber ninguna posibilidad de ocupar esa infraestructura. Si aspiramos a reconstruir la Ciudad y la región metropolitana sobre los cimientos de la modernidad, de la cohesión social y del desarrollo económico, no podemos dejar de pensar en estos temas, que son transcendentales para nuestro futuro. *Ex candidato a Presidente de la Nación en 2003 y 2007.

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