lunes, abril 16, 2012

R Lopez Murphy le responde a Alan Pavon 2003

Alan Pavon, le pregunta a R López Murphy: 2003 El radicalismo
Hasta hace muy poco, usted se encontraba en el radicalismo. ¿Que pasó luego? Casi toda mi vida estuve en el radicalismo. Podría afirmar, como se decía antes, que "lo llevaba en la sangre". Mis abuelos habían ayudado a Yrigoyen en la revolución de 1905. Yo me llamo Ricardo Hipólito: Ricardo por Balbín e Hipólito... se imaginara por quien. Así que, como comprenderá, mi renuncia a la UCR tuvo que ser cuidadosamente explicada hasta en el seno de mi propia familia. Quienes hayan tenido oportunidad de leer mi carta de renuncia al radicalismo habrán notado que lo hice con cierto pesar y, lo digo sinceramente, sin ningún rencor particular. Aun en estos momentos, que estoy abocado casi exclusivamente a la formación de Recrear Ar­gentina, el nuevo partido, muchos de quienes se me acercan con autentico afecto son mis amigos radicales. ¿Cuales fueron los motivos de su alejamiento del partido radical? Se los aclaro brevemente. Mi formación profesional como economista me obliga a ser muy racional en mis decisiones. En un momento me di cuenta de que seguía en la UCR más por cuestiones de tradición y apego afectivo que por otro tipo de razones. Es decir, me puse a pensar que no había "razones" para mi pertenencia al parti­do. Desde hacia mucho estaba peleando y peleando, no por conquistar un espacio de poder en el mismo, sino por tratar de que se implantara una agenda de discusión seria y elevada, que produjera el debate que hace tanto tiempo no se da allí. Mis experiencias en el gobierno de De la Rua terminaron por hacerme comprender que era muy difícil, dadas la estructura del partido y la dirigencia que lo conduce, seguir tratando de producir ese debate. Al comienzo de este ano colmo mi paciencia el hecho de que se apoyara al actual gobierno nacional. Eso para mi no tiene explicación posible. Para mí de eso no se vuelve Por eso, comprendiendo que la elección del partido de militancia no debe estar entre los apegos sentimentales a una camiseta de futbol, sino que debe responder a una cuestión raciona., decidí respetar mi honestidad intelectual y del paso al costado. Por cierto, no se "deja de ser radical", en cuanto eso significa interpretar nuestra propia historia. Por eso les digo a mis amigos radicales que, sin dejar de serlo, se acerquen a nuevas propuestas y que eventualmente nos volveremos a encontrar. Espero que la UCR siga siendo el partido de la civilidad, de la paz, del respeto a las leyes. Pero, por ahora, les di­go que la dirigencia actual ha sido impermeable a toda predica en pos del cambio, que hoy significa volver al ideario que le dieron razón de ser a ese partido centenario. La opinión común habla de que la UCR tendrá que "reconciliarse" con la gente para volver a ser el partido que alguna vez fue... Yo no se si eso es exacto. Mas que volver a encontrar a la "gen­te", la UCR tendría que reencontrarse con sus principios. Principios que abarcan no solamente los logros a alcanzar, sino, sobre todo, la manera como se transita hacia esos logros. La UCR fue alguna vez modelo de partido horizontal, abierto, amplio; permitía permanentemente el debate, el intercambio de ideas. Ahora lo veo muy cerrado, cerrado a las personas y al debate. Es como si su conducción siguiera pensando como ganarle al peronismo pareciéndose a el. Hace tiempo que es mala palabra en el radicalismo decirse "liberal" ¿Y yo pregunto: como se puede defender una democracia pluralista, como se pueden defender los; derechos humanos, sin ser liberal? Y en ma­teria económica es igual. La UCR no solo es; un partido más que centenario, sino que, so­bre todo, concito el favor popular en numerosas ocasiones a lo lar­go y a lo ancho de este país. Esto significa, para cualquier observador objetivo e imparcial, que las posturas nunca fueron rígidas en materia económica. ¿Cómo, si no, imaginar una perdurabilidad de tantos años en un siglo en que se variaron tan abruptamente las ideas y, sobre todo, la acción económica, en todo el mundo. El principismo de la UCR nunca se refirió a cuestiones económicas. Cuando se habla de la "tradición del partido" en materia económica, yo pregunto; cual tradición, la del liberalismo a ultranza de Alem, nada menos que el fundador- o la del "estatista" ¿Programa de Avellaneda? ¿La de la acción de gobierno de Alvear, liberal y progresista, o la de Alfonsín, conduciendo un Estado omnipresente dueño de casi la mitad de la economía de la Nación? ¿Podemos encontrar un hilo conductor que nos permita identificar como radicales tanto a Alem como a Alfonsín? Sin duda, la respuesta debe ser afirmativa. ¿Podemos hacer lo mismo en materia de cuestiones económicas? Seguramente no. Y eso esta bien. Lo que debe perdurar en el tiempo son los ideales, los fines, los objetivos, un proceder ético en la consecución de esos fines; pero no solo es razonable, sino que es hasta lógico y necesario, que los medios para alcanzar esos ideales se vayan transformando a medida que pasan los años. Y lo que yo sostengo es justamente que la economía es un simple medio, un instrumento que es tangente, nunca núcleo del ideario de un partido de masas como el radicalismo. Desconocer las restricciones, suplir las leyes de la economía por puro voluntarismo, agregar al vocabulario económico términos bélicos como "enemigo" o "conspiración", son todas cosas que no condicen con mi manera de pensar. Entonces ¿por qué seguir allí? Lopéz Murphy: “Razón o Demagogia”, Editorial Planeta, año 2002 Nacido en 1992 de Mar del Plata. Estudiante de la carrera de Abogacia en la Universidad Nacional de Mar del Plata, Tecnico en reparación de Pc. Fundador e Investigador de la página de HISTORIA Y DOCTRINA DE LA UCR. Alan Pavon: Nacido en 1992 de Mar del Plata. Estudiante de la carrera de Abogacia en la Universidad Nacional de Mar del Plata, Tecnico en reparación de Pc. Fundador e Investigador de la página de HISTORIA Y DOCTRINA DE LA UCR. Ricardo Hipólito Lopez Murphy: "Carta de Renuncia a la UCR" (2 de abril de 2002) Share Presentada ante el Comité de Almirante Brown, el Comité Nacional y el Comité Provincia de Buenos Aires. Señor Presidente del Comité de la UCR de Almirante Brown Dr. Luis Mario Helfenstein c/c al Sr. Presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical c/c al Sr. Presidente de la UCR de la Provincia de Buenos Aires Cumplo en dirigirme a Ud. y a las demás autoridades de ese Comité a fin de hacerles llegar mi renuncia como afiliado a la Unión Cívica Radical, solicitándoles su aceptación con la fecha de la misma. Como ustedes saben, desde mi niñez estuve ligado a ese partido por lazos familiares. Mi bisabuelo, mis abuelos y mis padres fueron radicales y hasta mis nombres ofrecen testimonio de ello. Me llamo Ricardo, atento la amistad de mi padre con Don Ricardo Balbín y mi segundo nombre, Hipólito, me fue dado en homenaje a nuestro primer presidente, el Dr. Hipólito Yrigoyen. Más allá de tales vínculos, ya en mi primera juventud, tomé la decisión de unirme a ese partido porque entendí que era un bastión de la libertad, porque unía a quienes profesaban diferentes credos o pertenecían a distintos sectores sociales y por los fundamentos éticos que constituían su principal bandera. Recuerdo, y hasta tal vez añore, aquellos años en los que enfrentábamos a cualquier régimen que atentara contra la libertad. Con mis pocas o muchas fuerzas siempre repudié a todo acto autoritario, tanto que afectara a nuestro país como a cualquier sociedad de nuestro mundo donde las prisiones o la confiscación sean la política para con la disidencia. Ello así, por la simple razón de que en mi casa y en mi partido aprendí que cada vez que se ataca o daña a un hombre, esto también me afecta a mi. Sin embargo, con el correr del tiempo fueron surgiendo diferencias de objetivos y de procedimientos. No obstante, permanecí y continué luchando por todo cuanto valoraba. Fui muchas veces criticado, mientras, según mi óptica, prevalecía el electoralismo y profesionalismo sobre el cuidado de los principios, al menos tal como yo los interpretaba. En lo institucional me opuse a la reforma de la Constitución Nacional en el año 1994, como así también a la decisión de la afiliación del partido a una organización internacional. También disentí con la última alianza política que nos llevó al gobierno porque entendí que primaban los fines electoralistas por sobre las homogéneas y modernas propuestas que permitieran gobernar el país. Una discrepancia fundamental ha sido la falta de cultura de gobierno, con su correlato de la negativa de apoyo al presidente que todos habíamos elegido. No está de más recordar mis propias experiencias en el gabinete nacional. Más allá de mi situación personal, hay dos consecuencias que me permito señalar. La primera es que creo que el país, en este crucial momento, perdió una buena posibilidad de evitar la terrible y dolorosa crisis actual. La segunda, es que las diferencias se evidenciaron tan profundas que resultaba imposible superarlas. Para no afectar al gobierno electo y por razones de delicadeza que entiendo también deben regir en la política, me llamé al silencio. Cabe agregar que a partir de enero último hubo un decidido apoyo partidario hacia un gobierno cuya actitud, según mi punto de vista, ha sido de destrucción de las bases del sistema económico y que se encuentra en las antípodas de lo que a mi entender requiere la recuperación argentina: el respeto sin cortapisas a las instituciones, al estado de derecho y a la seguridad jurídica. No hay en esta carta agravio alguno a nadie ni siquiera a aquellos que fueron injustos conmigo o que pudieron causarme mal. Simplemente me aparto por las profundas diferencias existentes. No obstante, en este adiós, quiero ratificar aún con mayor fuerza que nunca, mi adhesión a aquellos ideales democráticos en los que me he nutrido, a la vez que esta pasión por la libertad y la justicia que da sentido a mis días. Para acompañar a esos principios superiores, para servir a mi pueblo y en especial a los más necesitados, creo que nada puede resultar mejor que la verdad, la ética, y el conocimiento, junto a un serio, eficiente y disciplinado esfuerzo para lograr el éxito. Así, en tales términos y desde el lugar que sea, continuaré luchando por mi país, por toda su gente, por el estado de derecho y por la tolerancia a la diversidad que son parte de mi idearios político. Copia de esta renuncia que envío a ustedes la remitiré de inmediato al Sr. Juez Federal con Competencia Electoral de la Provincia de Buenos Aires, a fin de que de la baja a mi ficha de afiliación a ese partido, con la fecha de esta renuncia, en los términos del art. 25 de la Ley 23.298. Saludo a ustedes con toda consideración Lic. Ricardo Hipólito López Murphy

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